"LA MEJOR PERICANA DEL MUNDO" LA ELABORAN RAFAEL Y CÉSAR VILAPLANA, DE LA FINCA LA LLOMA DE BENIMARFULL
Nuestra empresa, Fruta de La Sarga, ha sido muy afortunada. Porque Rafael Vilaplana y su hijo, César, de la Finca La Lloma de Benimarfull, donde crecen los excelentes melocotones de secano de septiembre de la comarca d'El Comtat, en el interior de la Montaña de Alicante, nos invitaron a su desayuno anual tradicional. En las tierras de Rafael y César se congregan más de cien personas de todos los pueblos del alrededor para degustar "la mejor pericana del mundo" y hacer una gigantesta parrillada de cerdo.
Nada más acceder a La Finca vimos a Rafael en plena faena. Preparando brasas.
Mientras tanto, algunos de sus invitados ya iban colocando el cerdo en una enorme parrilla. Los Vilaplana continúan celebrando la tradicional matanza del cerdo, como en muchas otras localidades de la Comunidad Valenciana. Poco a poco, las parrillas iban tomando cuerpo.
¿No se les hace la boca agua?
Pero claro, íbamos dispuestos a probar "la mejor pericana del mundo". Es como la llaman los Vilaplana. Seguro que en otras muchas localidades de La Montaña de Alicante se prepara también de manera exquista. No lo dudamos. Ahora bien. La de César estaba riquísima.
La hace la tarde-noche anterior. Lógico. Son más de cien comensales los que espera.
Y ¿quieren saber ustedes cómo se hace?
Pues parece muy sencillo.
-En primer lugar se sofríen los pimientos. Son de la variedad "callosí" (así se conocen en La Montaña de Alicante).
-A continuación se sofríen también por separado el ajo y el bacalao.
-Después, César sofríe trozos de pan. Quizá aquí esté el secreto, puesto que al parecer otros expertos en pericana no utilizan pan.
-Y prácticamente ya está. Se mezcla todo con aceite de oliva virgen. Y listo para degustar una auténtica pericana, puesto que los pimientos son los que "enristran" en la Finca La Lloma después de cosecharlos a finales de julio y secarlos de manera natural durante meses.
Parece muy sencillo. Pero la pericana es un plato muy típico en el interior de la provincia de Alicante y cada cocinero tiene su secreto, que seguro que no contará.
Mientras los comensales daban buena cuenta de la pericana, otros amigos/invitados de César y Rafael continuaban asando cerdo para que todo el mundo pudiera degustarlo. Incontables los kilos y kilos de carne que se pudieron comer para cumplir con la tradición de los Vilaplana.
Lo mejor: el gran ambiente que se respira en estos encuentros. La simpatía y la amabilidad que derrochan los Vilaplana y todos sus amigos.
Pues, ¿qué queréis que os digamos? Que ya estamos deseando que llegue el próximo encuentro.
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